Por: Ing. Willy Villa, MEE, docente y educador
Todo aquello que experimentamos como realidad material nace en un reino invisible más allá del espacio y del tiempo, un reino consistente en energía e información.
Deepak Chopra
El desafío social de la energía
Desde principios del siglo pasado y debido al auge de las energías renovables, el tema energético ha dejado de ser objeto de análisis puramente técnico para convertirse, en algunos aspectos, en asunto central de estudios sociales.
Por esta razón hemos decidido escribir estas opiniones para dejar claros ciertos conceptos sociológicos que no suelen aparecer en los libros de ingeniería eléctrica, pero que impactan de manera decisiva los grandes proyectos energéticos.
En la década de los ochenta, cuando un proyecto energético iba a impactar a un pueblo, resultaba todo un desafío convencer a los comunitarios de sus beneficios y necesidades. Ingenieros o propietarios, al ver esta barrera, acudían a líderes comunitarios para tratar de persuadirlos, lo que resultaba cuesta arriba por las complejidades sociales. Esto obligaba a contratar expertos en obras sociales que pudieran comunicar a la comunidad que dicho proyecto era también una obra social, con beneficios para la colectividad, y que ellos serían parte importante en la toma de decisiones.
Hoy, al analizar la relación energía-sociedad, observamos que, en la búsqueda de una transición energética hacia combustibles más amigables, se han diseñado modelos e implementado políticas sociales para concientizar a las comunidades. De este modo se logra un sentido de pertenencia que facilita la confianza y la fluidez en la ejecución de proyectos.
Democratización de la energía
Al hablar de transición energética también se debe hablar de transición social. La energía empieza a concebirse como un derecho social, lo que ha generado agrupaciones sin fines de lucro conocidas como cooperativas energéticas.
Estas cooperativas son asociaciones voluntarias de personas que se unen para generar, distribuir y consumir energía de manera colectiva, priorizando las fuentes renovables. Su objetivo es democratizar el acceso, promoviendo sostenibilidad y participación social.
Democratizar la energía eléctrica significa crear condiciones mediante políticas públicas y sociales para que sea accesible a todos, sin importar condición económica o ubicación geográfica. Es decir, reducir la llamada pobreza energética.
Reforma social y pilares fundamentales
La democratización de la energía requiere comprenderla en el marco de una reforma social. Este proceso de cambio busca mejorar las condiciones de vida de la población y garantizar mayor justicia social.
Una reforma social incluye tres etapas:
- Comprensión del problema: la sociedad reconoce y acepta la situación, se crean estrategias y se delimitan recursos y objetivos.
- Corrección: implementación de estrategias, asignación de presupuestos, entrenamiento de personal y diálogo con la comunidad.
- Rehabilitación: evaluación de éxitos y fracasos, identificación de oportunidades de mejora y verificación de resultados.
Este análisis se centra en cuatro factores sociales esenciales que vinculan energía y sociedad: salud, educación, trabajo y alimentación.
Energía y salud
La contaminación ambiental afecta de manera directa a comunidades sin acceso a electricidad, que aún cocinan con leña o usan lámparas de queroseno. Según la Organización Mundial de la Salud, cada año mueren alrededor de cuatro millones de personas por enfermedades respiratorias relacionadas con el humo de estas prácticas.
Por otro lado, cuando la energía llega con calidad y estabilidad, los avances tecnológicos alcanzan a los hospitales, permitiendo equiparlos con maquinarias modernas. La salud mental también se relaciona con la electricidad: los cortes prolongados generan ansiedad, estrés e insomnio.
El artículo propone redundancia energética en hospitales mediante paneles solares, sistemas UPS y generadores, además de interconexiones de circuitos alternos para asegurar continuidad en cirugías y servicios críticos.
Energía y educación
La educación energética debe convertirse en hábito cultural. Es imprescindible enseñar en todos los niveles escolares qué es la electricidad, cómo se consume, cómo ahorrar y por qué las energías renovables son clave para un desarrollo sostenible.
Se propone:
- Incluir la enseñanza de energía en los planes de estudio.
- Promover hábitos de eficiencia energética.
- Explicar ventajas de fuentes renovables como la solar y eólica.
- Concienciar sobre el impacto ambiental y comunitario de los proyectos energéticos.
Sin una educación complementaria en el tema de energía, la sociedad difícilmente podrá avanzar.
Energía y trabajo
Desde la Revolución Industrial, la energía ha estado en el centro de las transformaciones sociales y laborales. Hoy, al igual que entonces, cada nuevo proyecto energético genera empleo en diversas áreas, para personal local y especializado.
Se sugiere:
- Capacitar a comunitarios para que participen en proyectos energéticos.
- Promover programas comunitarios que beneficien a las familias más vulnerables.
- Procurar que la transición energética no aumente la desigualdad social.
Las energías renovables representan un campo especialmente fértil para generar empleo y reducir brechas.
Energía y alimentación
La energía eléctrica es indispensable en la producción de alimentos, desde la labranza hasta la conservación en almacenes frigoríficos. De ahí la necesidad de equilibrar producción agrícola y proyectos energéticos.
Se propone educar a la sociedad sobre el desperdicio de alimentos, que también es desperdicio de energía, y promover proyectos que combinen granjas energéticas renovables con comunidades agrícolas.
Conclusión
La electricidad es uno de los fenómenos físicos más trascendentes de la humanidad. Desde los experimentos con ámbar en la antigua Grecia hasta las teorías de Gilbert, Franklin y Maxwell, la física eléctrica ha marcado el progreso humano.
Las ideas aquí expuestas buscan despertar en estudiantes y profesionales el interés por investigar y reflexionar sobre la relación energía-sociedad. La tarea de docentes y ejecutores de proyectos es promover una cultura de investigación y compromiso con la democratización de la energía.
Finalmente, se plantea la creación de una Biblioteca Pública para la Energía y Sociedad en nuestro país: un espacio de libros, prototipos, documentales, museo y salas interactivas, donde jóvenes y adultos puedan aprender, compartir y soñar con una sociedad más consciente, justa y sostenible.
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