Por Dra. Marcia Castillo
Irene Vallejo fue galardonada con el Premio Nacional de Ensayo en un álgido momento histórico. La crisis sanitaria debida al Covid19 se paseaba por Europa como el fantasma del manifiesto de Marx y Engels, pero no era un fantasma. Las vidas perdidas lo testimoniarían luego. Sin embargo, los lectores recibieron fervorosamente El infinito en un junco, una historia sobre los libros exquisitamente narrados desde la antigüedad hasta hoy, su génesis y el de las bibliotecas, los amanuenses en su arte, las ingeniosas estratagemas para conseguir y preservar los materiales que guardarían el conocimiento de los hombres y la memoria colectiva de los pueblos.
Uno de los capítulos medulares Alejandro: el mundo nunca es suficiente, versa sobre el conquistador y fundador de más 70 ciudades, consumido por lo que los griegos llamaban “El Póthos”.
Alejandro creció admirando La Ilíada y sus héroes, soñando con un mundo sin fronteras, pero primero debía conquistarlo, sin importar el cómo, y el póthos lo empujaba siempre más allá, desgastándolo en cuerpo y alma. Abrasado por el deseo de alcanzar mundos nunca vistos ni conocidos, se angustiaba y nunca paraba, como los amantes atrapados entre la esperanza y el desasosiego.
Tenía 30 años y presentía que el mundo iba a quedarle pequeño. Cuatro años después, consumido por las fiebres, lo alcanzó la muerte. Aquel que nunca fracasó en batalla perdió la más importante: la de sus generales que, cansados, enfermos y sin perspectiva, fueron abandonándolo mientras perseguía un futuro cada vez más lejano y quimérico.
¿En qué punto la motivación puede llevar al hombre a la frontera entre el infierno y la gloria? ¿Dónde está la línea entre el éxito o el fracaso? O en nuestro caso, ¿cuándo y cómo la motivación es derrotero mental pasando de la cordura a la locura?
A la luz de la neurociencia, motivación es el motivo que nos lleva a la acción.
Iniciamos un proyecto y nos levantamos animosos con la idea que queremos concretar, disparándose los sistemas de recompensa, gratificación y placer, usando como combustible “la dopamina” y activando el núcleo llamado accumbens [NA], encargado de gestionar la integración de la emoción y la motivación para lograr una acción motora que cumpla nuestro objetivo; se encarga además de la ideación y planificación de la conducta propositiva usando el frontal y logrando acciones más coherentes, y, finalmente, evalúa la situación integrando el bagaje emocional y la valoración adaptativa que realiza el frontal.
La motivación y su lado oscuro
Leonardo Di Caprio logra magistralmente dar vida a sus personajes y mimetizarse con ellos. En El lobo de Wall Street interpreta un carismático corredor de bolsa que con su liderazgo impulsa su equipo a hacer cosas impensables, pero también abocándolos en un espiral de descontrol y excesos, “demasiado motivados”, orgánica o químicamente. Ese es el costado oscuro de la dopamina. “Cuando miras largo tiempo al abismo, el abismo también te mira ti”, escribió Nietzsche; y dopamina demanda más dopamina, convirtiendo en vicio la virtud.
Hola, soy Alejandro Magno y no soy adicto
La dopamina y el núcleo accumbens (NA) se asocian al abuso de psicoestimulantes, ludopatía, TOC, y adicción sexual. El NA no es el único target en la adicción, pero sí el encargado de perpetuarla.
Sin motivación, movilizarnos y accionar sería imposible, escalar al éxito, planificar y alumbrar nuevos proyectos. Retomando la pregunta primigenia: ¿cuándo es poco o demasiada motivación?
Una lección estoica: “La mesura del hombre es su virtud”. Los biógrafos de Alejandro describen a un hombre extraordinario, que no conocía de medianías. Poseído por el póthos avanzaba vertiginosamente, pero nunca le bastaba, el ludópata confundido frente a la ruleta rusa y sus vueltas, se extravía en los laberintos de su psiquis y no hay forma de que encuentre un camino de retorno.