Postverdad, infotoxicación y las fake news en el marketing médico
Por Dra. Marcia Castillo (neuróloga)
Foto: https://ec.oceanomedicina.com/magazine/resultados-de-busqueda/page/5/?tag=pandemia-ec
El nombre de Panacea aparece en las primeras líneas del juramento hipocrático, junto al de Esculapio, dios de la Medicina, e Higía, su hermana, diosa de la higiene. Según los mitógrafos, Panacea fue instruida para curar todos los males de la humanidad. Por eso, en las ciencias médicas, es por antonomasia una suerte de milagro universal que puede sanar cualquier afección, sin importar la índole.
Súbitamente y por doquier, hoy aparece “alguna panacea”. La inmediatez de las redes, el amarillismo y los discursos inflados venden… Los médicos no escapamos de esta telaraña mercantilista en que ha devenido la tardomodernidad. Permitimos que la megalomanía, el solipsismo y las falacias ad baculum nos arropen.
En nombre de las redes y la desinformación: hágase la posverdad… y la posverdad se hizo.
Este fenómeno se define como una circunstancia en la cual los hechos objetivos tienen menos influencia en la formación de la opinión pública que las apelaciones a las emociones y las creencias personales. En el ámbito del marketing médico, la posverdad tiene un impacto significativo, moldeando las percepciones y decisiones en torno a productos y servicios que no siempre se alinean con la realidad factual.
He aquí que la sobreinformación y la replicación virtual dijeron: “hagamos la fake news”. Y nadie hace fe de erratas, porque en la tardomodernidad ser autocrítico es signo de debilidad.
La posverdad en medicina se ejemplifica claramente en la promoción de suplementos para el cáncer o condiciones graves. A menudo, estos productos, comerciados destacando testimonios personales y resultados anecdóticos, minimizan incluso omitiendo evidencia científica veraz y rigurosa que respalde dichos beneficios. Estás compañías emplean estrategias de marketing apuntan a lo emocional para persuadir a los consumidores mediante mensajes que enfatizan la mejora de la calidad de vida, más que pruebas objetivas y validación científica.
Vulnerabilidad y credibilidad, un eje de dos vías que se rompe
Estas estrategias de marketing en Medicina pueden quebrar la credibilidad del sector salud y a medida que más consumidores se dan cuenta de las discordancia entre las promesas y los resultados germina la desconfianza no solo de las empresas que promocionan estos productos, sino en todo el eje social, pero lo más relevante es que este tipo de marketing explota la vulnerabilidad de personas que buscan desesperadamente soluciones, especialmente aquellas con condiciones crónicas o sin opciones terapéuticas convencionales claras.
Las falsas esperanzas, abandono de tratamientos probados, sacrificios económicos por parte del paciente o familiar en busca de soluciones efectivas o rápidas de lo que realmente es otro resultado pernicioso de todos estos elementos.
En el contexto más amplio, el impacto negativo de la posverdad, amplificada por la inmediatez y el eco de las redes sociales y en otro costado la sobreinformación suma un riesgo neto para la salud social global. La vastedad de datos, muchas veces contradictorios y de dudosa veracidad, puede confundir a los consumidores, llevándolos a adoptar prácticas de salud poco seguras.
La maraña de desinformación y datos sobreabundantes dificulta a los individuos la capacidad de discernir qué información es fiable, afectando decisiones personales críticas y, a largo plazo, el bienestar colectivo.
Es imperativo que tanto los profesionales de la salud, los comunicadores y legisladores trabajen juntos para fomentar la transparencia y promover una educación en la población y solo así se contrarrestar el potencial nocivo de la posverdad favoreciendo que las decisiones que tomen los enfermos se basen en hechos verificables y no en percepciones distorsionadas.
“La diferencia entre un país que da buena educación, y uno que no, es tan grande como la de países de diferentes siglos”.
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