La vocación, esa voz que nos llama y nos impele constantemente hacia alguna actividad determinada, es uno de los misterios más hermosos e impresionantes de la vida. Para aquellos que escuchan el llamado, y aprenden a seguirlo, es premio y bendición, pues lo que podría llegar a ser trabajo, o sacrificio, vuélvese goce, creatividad y espontáneo deber.
Así yo, al hablar de este libro que presentamos hoy, Póthos y otros relatos, y de su autora, Amarilis Cueto, pienso hondamente en estos temas, y mi disfrute es tal, que acaso solo puede ser superado por el placer reunido que provocará su lectura entre todos los asiduos que ya tiene, y que sé que tendrá en el futuro. Esa es la vocación y sus milagros: la paciencia artística, el ojo advertido, el corazón dispuesto, la inteligencia tensa, el trabajo duro…
Así lo ha hecho Amarilis, ha seguido la voz que la llama y la impele hacia la literatura, y ahora, con su segunda entrega, avanza a paso firme por un camino que la coloca por derecho como una autora a tener en cuenta dentro de la cuentística nacional. Al glosar su libro anterior, El despertar de Ogún, afirmé:
He tenido el honor de asistir al progreso continuo de la narrativa de Amarilis Cueto, y tengo pocas dudas de que, si persevera lo suficiente, escribirá cuentos antológicos que podrán citarse con orgullo en un futuro no lejano. Lo sé porque, además de poseer la sensibilidad artística necesaria, se percibe en este primer libro un arduo trabajo con las palabras, una intención profunda de respeto hacia el lenguaje (…)[1]
Creo que tal augurio, si puede considerarse de ese modo, ya es una realidad en Póthos, en el que hay, ciertamente, unos cuantos cuentos que podrían figurar en cualquier exigente antología. Cianita, Fue el mar, Madre de nadie, Abandonar a un gato y La montaña y la bruma, a mi juicio, el mejor de todos, dan fe de ello. El propio cuento homónimo, que da nombre al libro, es también una pieza interesante. Cargado de un fuerte simbolismo y de una rara corriente oculta de sentidos, es capaz de provocar extrañeza, inquietud, y hasta desconcierto en la mente lectora. ¿Qué pasa allí? ¿Qué representa ese mundo tomado por las ratas y el decapitamiento de su reina a manos del protagonista, que acaba convertido en una de ellas y termina por tomar su lugar en medio de la turbulencia de las aguas, mientras vocifera: ¡Póthos!, y arroja hacia sus nuevos súbditos la sangrienta cabeza coronada?
Los significados y mensajes serán tantos como fértil la imaginación del que lea. El cuento, cuya desconcertante atmósfera planea sobre todo el cuaderno, está muy en la cuerda de lo que significa el propio término Póthos, que remonta a la cultura griega, y que no era solamente un dios que personificaba el deseo amoroso, sino un concepto más complejo que los griegos usaban para referirse al tipo de deseo que conduce a la muerte, a la añoranza de lo que está ausente, una compulsión que es sufrimiento, nostalgia y dolor, y que no puede colmarse.
Dividido en cinco partes, intituladas Atisbos en el tiempo (8 cuentos), Cuando el mundo se detuvo(8), Ardides de la memoria (9), Acopios de quimeras (6) y Menos es más (20),cada una bajo un epígrafe tutelar de escritores notables, como William Faulkner y Octavio Paz, el libro abarca una diversa gama de temas que amplía notablemente el universo creativo de Amarilis, entre cuyos temas fuertes, a juzgar por el libro anterior, estaban los relatos tradicionales, folclóricos, tomados de la tradición oral de los campos dominicanos.
En Póthos hay mucho de ello, y muy bueno, pero la presencia de historias urbanas comienza a ganar también protagonismo. Por ejemplo, toda la segunda parte está dedicada a relatos sobre la pandemia del Covid-19. De este modo, como solo sabe y puede hacer la buena literatura, Amarilis deja constancia del complejo momento que vivió la humanidad, y de cómo afrontamos y sufrimos esa calamidad. Sus personajes, imperfectos, cobardes, soberbios o valientes, pueden representar a cualquiera de nosotros o a nuestros familiares y amigos; tan convincentes y persuasivos son, de modo que se dejan amar y odiar, porque están vivos en ese otro universo construido de palabras que es la literatura.
En la última parte, por su lado, incursiona en el mundo de las minificciones con excelente acierto, enriqueciendo no solo los temas, que abundan en quimeras, sino también los modos y la técnica para narrarlos. Hay, pues, mayor alcance y variedad, y, por lo tanto, más riqueza en todos los sentidos. La agrupación de los cuentos por temáticas y ambientes, es también funcional y, como en el libro anterior, Amarilis aprovecha sus páginas enriqueciéndolas con el arte afín que practica con éxito, la fotografía, así que podemos disfrutar en esta ocasión de treinta imágenes que tributan a su contenido y plenitud: el campo dominicano, el mar y la montaña, rostros, flores, aves, caballos, senderos, emblemáticos sitios y calles, y algunas fotos conceptuales, arte fino, que podrían servir para portada de revistas, como las que grafican los cuentos Madre de nadie y El reloj del viejo.
Póthos y otros relatos ha nacido, además, ungido por dos plumas brillantes del país: nuestra legendaria Rhinamai (Rhina P. Espaillat, quien a sus noventa años aún nos hace felices con su excelsa poesía y humana bondad; y el prominente escritor, premio nacional de Literatura, José Alcántara Almánzar. La primera, nos regaló el prólogo, el segundo, la nota de contracubierta. Tales cartas de presentación colocan también un sello singular sobre este libro, y valen por un pequeño tomo de argumentos.
He gozado con gran admiración la primera lectura de esta fascinante colección de cuentos [nos dice Rhinamai], y no solo como la lectora que siempre he sido, sino también como escritora de cuentos, ensayos, y poesía. El uso de la palabra que varía de cuento en cuento según el carácter y las circunstancias del narrador; las imágenes que crean el mundo que rodean a los personajes, las tramas originales que sugieren más de lo que dicen (…) ¡Qué excelente guía sería este libro para estudiantes de la narrativa breve, con todas las fases y géneros en que se crea! (…) Recomiendo este libro sin reservas, y felicito a Amarilis Cueto con motivo de una obra que le ofrece tanto a la literatura—y al que ambiciona crearla—y a sus profesores. [2]
Como vemos, el abordaje crítico de Espaillat no es solo desde su posición de escritora, sino que, maestra de generaciones, ve en Póthos y otros relatos una utilidad pedagógica que no solemos exigir a la literatura, y que incluso rehuimos, sin embargo, visto y argumentado desde esa óptica, tampoco nos atreveríamos a regatearle tal valor; y no solo por lo géneros o las fases que podrían ser buenos para estudiantes, como alega Rhina, sino, a mi juicio, por otra arista más rica y que ponderé también en el libro anterior: se trata de la cantidad de información útil y de la pormenorizada y artística visión con que Amarilis describe diversas tradiciones, ritmos, locaciones y leyendas, de lo mejor del imaginario cultural del país. Se aprende en verdad, y mucho, y eso demuestra investigación, trabajo de campo, indagación profunda, y, por supuesto, talento para dosificar y hacer potables tales elementos en un género tan complejo como es el cuento, sin caer en peroratas ni vacuos didactismos.
Como todo artista, Amarilis está llena de interrogantes creativas y temores. El más fuerte que le oído mencionar es que quizás dejen de acudir a su vida o a su mente las historias que nos regala. Le he dicho varias veces, en nuestras conversaciones, que no sucederá, que ese vacío que sentimos al concluir un proyecto donde ponemos tanto esfuerzo y tanto corazón, es perfectamente normal, y que solo cuando acaban esos sentires y dudas, dejamos de oír la voz que nos habita, y nos conformamos con lo logrado, dejamos de ser artistas. Mientras eso no ocurra, todo está salvado. La existencia de este nuevo libro, y las noticias de su creación constante, dan fe de ello. José Alcántara Almánzar, también lo percibió:
Desde el primer cuento de esta selección, se advierte que Amarilis Cueto tiene historias que contar. (…) Ahora reúne aquí un conjunto de textos que giran con frecuencia en torno a la familia, la gente mayor con sus prácticas y hábitos inveterados, que Amarilis rescata del olvido (…). Con un lenguaje dinámico y accesible, se van sucediendo las ficciones sobre hombres y mujeres cuyas vivencias y sentimientos ella sabe recrear. Algunas veces como evocaciones de un pasado desaparecido, pero siempre edificante (…) Otras, como una sucesión de imágenes de una historia de vida y lucha por la superación, que termina en un cierre doloroso (…) La memoria juega en este muestrario de relatos un papel decisivo, porque la autora, en un ejercicio lúdico y descriptivo de situaciones y hechos, a veces con un dejo de nostalgia y conmiseración por los seres frágiles e indefensos (…) busca en las raíces de sus recuerdos todo un arsenal de experiencias humanas que nos tocan hondamente.[3]
Celebramos, pues, la aparición de este nuevo libro de Amarilis Cueto, cincuenta y una historias para alimentar más el espíritu en pos de mejorar nuestra andadura humana por el mundo; medio centenar de relatos para conocer mejor, también, la media isla que habitamos y amamos, a su naturaleza, sus tradiciones y su gente. Póthos y otros relatos, y sus fotos, no tengo duda alguna, alimentará nuestro Póthos, al estilo del concepto griego, pero para nosotros no será un sentimiento de insatisfacción pertinaz con regusto a sombra ni agonía, sino, más bien, deleite, puerta hacia el puro logos y artístico surtidor de placer.
[1] Rafael J. Rodríguez, El despertar de Ogún, en https://elnuevodiario.com.do/libro-de-cuentos-el-despertar-de-ogun-memoria-bullente-misterio-e-iluminacion/
[2] Rhina P. Espaillat, prólogo al libro Póthos, de Amarilis Cueto, Río de Oro Editores, 2022, Santo Domingo, pp. 13-14.
[3] José Alcántara Almánzar, nota de contracubierta, ob. cit.