Mientras los datos oficiales destacan avances en inclusión financiera, miles de mujeres dominicanas siguen emprendiendo sin acceso real al crédito ni a la formalidad.
En República Dominicana, emprender para muchas mujeres no es una opción. Es una respuesta directa a la falta de empleo formal, al costo de la vida y a la necesidad de sostener hogares con recursos propios. No hay oficinas, planes de negocios ni asesoría legal. Hay una cocina que se convierte en panadería, una máquina de coser arrimada a la sala, o una parcela sembrada con lo que dé la tierra.
Durante el último año y medio, distintas instituciones han presentado avances en el apoyo a estas mujeres. Pero la brecha entre el discurso y la realidad sigue siendo amplia.
Las cifras que muestran el contraste
Según el Boletín Trimestral del Mercado Laboral de la Oficina Nacional de Estadística (ONE), publicado en junio de 2025, el 47.2 % de los empleos formales corresponde a mujeres. Pero fuera de ese registro, hay una realidad más extendida: el 46 % de las emprendedoras trabaja en la informalidad, sin registro fiscal ni acceso a crédito.
Un análisis publicado por el medio especializado El Dinero señala que el 48 % de las mujeres en edad productiva en República Dominicana tiene intención de emprender, pero menos del 10 % logra formalizar un negocio, y menos del 0.2 % supera los RD\$ 5 millones en ingresos anuales.
Programas que suman, pero no alcanzan
El Programa de Apoyo a las Mipymes (PROMIPYME) destinó el 61.5 % de sus créditos a mujeres en el primer trimestre de 2024. Según la CEPAL, se trata de uno de los porcentajes más altos de la región. Entre 2019 y 2023, el número de mujeres registradas como proveedoras del Estado aumentó un 31.7 %, superando las 29,000.
Son avances concretos, pero insuficientes para revertir décadas de exclusión estructural. El acceso a financiamiento sigue dependiendo de garantías, historial crediticio y trámites que muchas emprendedoras no pueden cumplir.
¿Cómo se sostiene un negocio sin crédito?
La mayoría recurre a préstamos informales, ahorros mínimos o familiares. O simplemente arranca con lo que tiene. En ese contexto, el crecimiento es limitado. Las mujeres emprenden, pero no escalan. Venden, pero no facturan formalmente. Generan ingresos, pero no figuran en los grandes balances.
La Superintendencia de Bancos reconoce que las mujeres representan solo el 49 % de los deudores en el sistema financiero formal, y que los montos otorgados a hombres siguen siendo mayores, aunque ellas presentan mejores índices de pago.
La oportunidad que aún espera
Cerrar esta brecha no es solo una demanda de justicia social. Es una oportunidad económica. Según cálculos citados por El Dinero, si se garantizara acceso financiero equitativo, el PIB dominicano podría crecer entre US\$ 3,000 y US\$ 7,000 millones en los próximos años.
Mientras tanto, las mujeres siguen ahí: produciendo, vendiendo, cuidando, resolviendo. Lo hacen cada día, sin titulares, sin balances contables, pero con una firmeza que la estadística aún no logra reflejar del todo.
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