Palabras de Carlos Vicioso en la puesta en circulación de su novela Gajes del azar (Río de Oro Editores, 2022)
Por Carlos Vicioso, Ministro Consejero en Suecia
Familia, colegas, amigos todos:
Tras una breve pausa al salir a la luz mi primera novela, la quijotesca e histórica “Yo, Rodrigo de Siglos”, y luego, de manera subrepticia, alumbrar (apenas en las redes, por el tema de la pandemia) a la irreverente y subversiva “Amor y metralla”, hoy, con gran beneplácito y regocijo, ponemos en circulación mi nueva novela, de corte totalmente actual, titulada “Gajes del azar”.

Obra representativa Transmillenium, dado el lenguaje post-moderno que destila, al desarrollar temas consuetudinarios a estos tiempos (que corren): el azar, y/o la fortuna, trayendo a colación la añeja polémica de si somos portadores de un destino predeterminado -quizás, de origen no mundano o divino-, o ya que, bloque a bloque, (nosotros) lo construimos. La influencia (o no) de los astros en nuestro devenir. Fake, or real news? Por igual, el amor (sin cursilerías, o no), las relaciones, y el influjo de las nuevas tecnologías en dichos aspectos más que humanos.
Estructura edificada utilizando un lenguaje bastante característico de toda mi creación, mediante el uso de vocablos y expresiones de otros idiomas o épocas (remontándonos quizás, hasta el siglo XIII de nuestra era); sobrebarroquización; la irrupción de ruidos, sonidos, interjecciones y onomatopeyas, o de narradores irreverentes, y oraciones inconclusas (a fin de forzar al lector a concurrir, y/o a coadyuvar, al parto literario), entre otros ardides del lenguaje, coparticipes (indemnes) del milagro filológico.
¿Y todo esto con qué objeto? Aparte del mero usufructo lúdico. ¿Qué queremos lograr con nuestras intervenciones (a veces) tan bizarras? Pues simplemente, llamar la atencion de la sociedad, a través de un efecto schock, a fin de que no muera la literatura.
Que nunca perezca esta disciplina artística. Este noble arte, inherente a nuestra condición humana. Que los libros, en su versión análoga (o ya sea, en su versión digital) no desaparezcan de la faz del mundo, y pasen a habitar las oscuras y frías salas de los museos o tímidas hemerotecas.
El embate (feroz) actual de otras facetas del arte, quizás más atractivas (y/o asequibles) (lo admito) -como la cinematografía, o la pintura, o hasta la fotografía, o la cerámica-, definitivamente está corroyendo las cimientes de un género vital para la supervivencia humana, como lo es la literatura: la poesía, la novela, el ensayo, o sus versiones escénicas, como el teatro o la dramaturgia.
Desafortunadamente, el desarrollo (aun necesario) tan impetuoso e indetenible, de las denominadas tecnologías de la comunicación y de la información, la exigüidad de tiempo de sus usuarios (paradójicamente, dada la elevada hiperconectividad), el inmediatismo mediático (aunque parezca trabalenguas) y/o el “facilismo” existencial, entre otras causales, han ido definitivamente en detrimento del desarrollo intelectual humano.
Ante este (tétrico) escenario -no tan auspicioso-, les insto a leer, a hojear (por lo menos) mi obra. A hacer una (imperiosa) pausa, en medio del trafago citadino contemporáneo, y degustar el (suculento) contenido que hoy les ofrezco. Para su sano y justo deleite.
Una historia de amor (tema recurrente, y concurrente, en mis obras, por demás, considero, ineludible para nuestra supervivencia), donde sus personajes, Horace y Annabis, luchan y coexisten -en aun ámbito febril y moderno- con los retos de esta nueva era, tan vertiginosa, tan virtual, tan deshumanizada, tanto y al final, como debe ser (por lo menos, en mi creacion personal, no sé del mundo), el amor triunfa.
No quiero concluir estas breves palabras introductorias sobre mi recien “parida” novela, sin antes anunciar mi proxima entrega: mi libro de poesías “Solitudes”, en idioma inglés -“Soledades” en español-, traducción propia de una obra mía, a ser publicado por una prestigiosa editora de UK (Reino Unido), Austin Macauley Publishers, considerado, en su propias palabras, como “una colección de poesía experimental única, inspiradora, fascinante e inmersiva, de altos vuelos, plasmada con destreza y emoción esclarecedora, que sin dudas cautivará a una extensa audiencia”.
Bueno. Ya veremos. A cruzar los dedos.
Ah, y actualmente confecciono una novela de corte histórico y ficcional, algo larga ella (bue), titulada la Tía Ágata, con atmósfera de finales del siglo XIX y principios del XX, ambientada en el Santo Domingo de entonces.
Apenas concluir estas palabras, expresando mi elevadísima gratitud a todos los que hicieron posible este jovial alumbramiento.
Primeramente, y por supuesto, al Supremo Hacedor, por darme la vida, y las ganas, y por supuesto, el talento, siempre al servicio de los mejores intereses de la humanidad, a fin de contribuir, con un granito de arena, a su supervivencia, en medio de este oscuro escenario global amenazado hasta por una hecatombe nuclear y daños irreversibles a nuestro ambiente.
A mi adorado, y siempre recordado, padre Abelardo, por trazarme -con su vida y ejemplo intachable- las pautas necesarias e ineludibles del correcto quehacer literario.
Al respecto, quiero aprovechar para lanzar una iniciativa, en ocasión del centenario de su natalicio en el 2030, 27 de abril (¿estaremos vivos?) (bueno), para realizar una gran celebración, en su memoria, por su labor de vida y literaria, mediante la creación de una Comisión para la Celebración del Centenario del Natalicio de Abelardo Vicioso, compuesta por personalidades, de diversos ámbitos, de la vida nacional, para coordinar y alcanzar dicho fin. Ahí les dejo la propuesta.
Y siguiendo con los agradecimientos (que agradecer honra) a mi familia, a mi inconmensurable familia, por siempre estar ahí, apoyándome, soportándome, queriéndome, amándome con fervor y respeto.
Los quiero a todos (demás).
Y, muy especialmente, a mi dilecto colega y amigo de lides, Rafael J. Rodríguez, mi gran editor, y a su Río de Oro Editores -a quienes auguro desde ya florecimiento y éxitos- por acompañarme en esta descomunal aventura literaria, con sus detalles y matices, a golpe de sueños.
Gracias a las autoridades de la Biblioteca Nacional, en la persona de su director, don Rafael Peralta Romero, por permitirnos hoy celebrar este evento de puesta en circulación de mi novela “Gajes del azar”, en esta prestigiosa Sala Aída Cartagena Portalatín, así como a todo el personal, técnico y humano, de esta institución por haber contribuido al éxito de este evento.
Gracias, amigos, colegas todos, por tan militante asistencia.
Feliz noche.